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Cuando llegaron a donde ella estaba, todos a una la alabaron y dijeron:

—¡Tú eres el orgullo de Jerusalén, la mayor gloria de Israel, el más grande honor de nuestra nación! 10 Con tu mano hiciste todo esto; has hecho un gran bien a Israel; el Señor te ha mostrado su favor. ¡Que el Señor todopoderoso te bendiga eternamente!

Y todo el pueblo añadió:

—¡Amén!

11 Durante treinta días, la gente se dedicó a saquear el campamento asirio. Dieron a Judit la tienda de Holofernes, toda su vajilla de plata, sus camas, sus vasos y todos sus utensilios. Ella los tomó y los puso sobre su mula, luego enganchó sus carros de bueyes, y lo puso todo encima.

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